Hace pocos días, conversando con un amigo, me expresaba cómo en estos tiempos hay tantas cosas más importantes a las cuales les ponemos atención, y como nuestras prioridades han dejado a Dios casi en el olvido. Así, vemos como las redes sociales y nuestros temas de conversación vienen casi a recalar en lo mismo: nuestra necesidad de aprobación y de ser escuchados. Damos nuestra opinión de temas que no conocemos (temas del día), con la autoridad de un "experto" y damos soluciones según nuestro propio criterio o necesidad y consideramos que todos nuestros logros, inteligencia, opiniones, deben ser tratados con el respeto de un maestro. Vivimos en el tiempo del yo puedo, de la auto motivación, de la no dependencia de nada ni nadie, y nuestra soberbia nos lleva a engañarnos, pensando que el ser humano puede con su capacidad crear un mundo mejor, lejos de Dios, su guía y su Palabra. Y mientras tanto yo aquí, reconociendo que sin Dios, nada soy, que mi mayor logro ha sido entregar mi vida a Él, que todo lo que tengo viene de su misericordia, confesando cada día que mis pasos no van a ningún lado, que no sea buscarlo a Él, a Dios es a quien busco. #MF
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