La Rebelión de los Corderos

Bohemia Espiritual

¡La rebelión de los corderos!
Marco Franco
 
Pocas frases en mi vida, según mis recuerdos, me han impactado tanto –casi al nivel de las hermosas verdades del evangelio–, como aquellas que Pablo de Tarso daba a la Iglesia en sus primeros pasos. Pocas como aquella que escuché en una película del príncipe de los ladrones (Robin Hood), que llegó a sus manos como forma de espada, con la frase inscrita en hierro, encargo de una triste encomienda que decía: “Levántate una y otra vez, hasta que los corderos se conviertan en leones”.

Puedo decir por experiencia propia que es casi inevitable no levantarse: el ser humano es extremadamente fuerte y persistente para salir adelante en muchas situaciones difíciles. Parece que tenemos una fuerza interna que no conocemos, tanto en lo físico como en lo espiritual. Y nos ha llevado a ser los héroes y heroínas de nuestra propia historia, y en ocasiones en la historia de los demás; y así hemos escrito las grandes aventuras y proezas de la humanidad, algunas veces salidas de nuestra imaginación y nuestros sueños, que no por eso dejan de ser nuestros ídolos.

Con solo escuchar la frase, la cual lleva en su ADN una fuerza propia y casi imposible de ignorar, sentimos que aún nos queda un paso por dar, un camino que terminar; muchas son las barreras, obstáculos, caídas, sueños fallidos, montañas por subir, fracasos que vencer como parte de esta historia llamada vida y a la cual debemos sorprender. Buscar un sueño significa soledad, y muchas veces rechazo, ¡aún de las personas con quienes creés contar!

Si el sueño lo puso Dios en tu corazón, no esperés nada de los demás. A nadie le importan tus sueños (cada uno anda muy ocupado luchando por lo suyo). Son muy pocos en tu camino los que te darán una mano sincera. Así, mi buen amigo, que tus sueños y aspiraciones dependan de ti y del camino que Dios te haya marcado.

Así que rebelate, levantate, hacete el sordo, fijá tu mirada en la meta y sostenete en la fe y la esperanza; caminá cada día y no desmayés; todo camino, por extenso que sea, inicia de una sola manera: dando el primer paso. “Levantate una y otra vez, hasta que los corderos se conviertan en leones.”

20-Ago-18

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